

Puedes leer el artículo anterior #3 de nuestra Ruta con un Tesla Model S por USA: Experiencia en un Tesla Service Center. Hoy te contamos como llegamos a Grand Canyon, Ruta 66, LA y cómo coincidimos con Elon Musk en el SUC situado en las instalaciones de SpaceX.
Día 7: Grand Canyon – Ruta 66
A primera hora, el sol radiante ya salía con fuerza por el Este. Después de un buen desayuno continental y el coche bien cargado, era el momento de recorrer uno de los parques más famosos del mundo: el Grand Canyon. Conduciríamos por el North Rim, pasando por todos sus miradores. El paso por el Grand Canyon fue un viaje corto pero intenso. Desert View, Grandview Point, hasta llegar al Grand Canyon Visitor Center: todo un viaje para disfrutar de sus espectaculares vistas, que dejaban sin aliento a más de uno. A nivel de conducción no hubo ningún tipo de problema. Todo eran carreteras asfaltadas siguiendo el estilo americano. Allí todo está hecho para ir en coche.
Saliendo ya del parque nos dirigimos a Flagstaff para comer y cargar las pilas en el Supercharger de la ciudad. Al salir de la ciudad, nos tocaba enfrentarnos a una de las rutas más famosas del mundo. No obstante, antes nos tocaría pasar por una situación que nunca nos hubiéramos imaginado vivir en Arizona: granizo y temperaturas próximas a cero. Repentinamente, la lluvia tiñó de blanco el paisaje y empezó el espectáculo natural. La lluvia empezó a coger volumen y oscuridad hasta empezar a lanzar pelotas de golf a diestro y siniestro. La alta temperatura del asfalto creó una niebla intensa y el ritmo en medio de la highway se convirtió en una marcha lenta. Ya con un palmo de grosor de hielo en las carreteras, el techo solar parecía no inmutarse ante esas esferas heladas impactando sin cesar. Al final quedó todo en una experiencia; el consumo nunca superó los 25 kWh / 100 km y salimos de la tormenta perfecta sin un rasguño.

Granizo y temperaturas invernales en Arizona a mediados de julio
Con el sol y el arcoíris formando un paisaje de lo más hippy en el fondo, encaramos la Route 66. Empezamos por el pueblo de Seligman, un famoso lugar decorado hasta el más mínimo rincón. Miraras donde miraras te topabas con cualquier recuerdo de la famosa Ruta y todos los personajes que habían pasado en su momento. Era como entrar en los años 50 de golpe. ¡Hasta uno nos pregunto que con qué “llenábamos el depósito” del Tesla! No nos hizo falta tirar de filtro sepia para sentirnos en un pasado no tan lejano.

Antares Art Gallery, una de las muchas gasolineras donde la parada es casi obligatoria
Después de pasar por gasolineras históricas como la Hackberry General Store y hacer amigos en la Antares Art Gallery, llegamos finalmente a Kingman. Allí se encontraba el siguiente Supercharger, pero no nos hizo falta. Nos alojamos en uno de los Best Western, con cargador Tesla incluido. Nos recibieron como reyes, con conos en los aparcamientos para evitar a algún listillo o despistado aparcando donde no debe. Ya cenados en el histórico restaurante Mr. D’z Route 66 Diner, nos acostamos con la sensación de haber llegado al pasado a bordo de un coche del futuro. Una experiencia totalmente inolvidable.
Día 8: Ruta 66 – Los Ángeles
El octavo viaje sería en el que más horas haríamos en coche: 8 horas bajo el sol. Sin duda, no nos faltaría tiempo para hacernos miles de fotos con el logo de la ruta en el asfalto. Un consejo: si queréis encontrar el famoso logo, es obligatorio salir de la highway e ir por la ruta original. Os llenaréis de rectas infinitas y curvas cerradas, pero vale la pena. En la misma autopista os encontraréis el logotipo de la ruta pintada en las salidas correspondientes.

Aunque vayas con un eléctrico, pararse en las gasolineras es toda una experiencia
La primera parada fue en el pueblo “abandonado” de Oatman, un pueblo minero con un pasado no muy afortunado. Después de sortear decenas de burros por el medio de la calzada, llegamos a la ciudad Needles para repostar, pero no pararíamos allí para comer. Antes recorreríamos dos horas en coche de más hasta llegar al famoso restaurante Peggy Sue’s 50’s Diner. Es un restaurante totalmente ambientado en los años 50, donde las camareras visten un traje muy peculiar de la época y las hamburguesas son al más puro estilo americano.
Con los vientres a punto de reventar, paramos a reposar al Supercharger Barstow. No nos lo creíamos: ¡el primer cargador con toldo! Desgraciadamente, no era un techo solar. No obstante, lo agradecimos enormemente.

Supercharger de Barstow con techo
Después de unas compras en el outlet de Barstow, nos dirigimos (ahora sí) a Los Ángeles. A escasas millas de la entrada a la metrópolis, nos presentaron a uno de los pilares de la ciudad: los atascos. Afortunadamente, descubrimos una parte divertida del automóvil. Este nos permitía dibujar en un panel con el trazado del dedo. Después de un lapso de creatividad, llegamos finalmente a nuestro apartamento. Este no disponía de cargadores, por lo que descubriríamos qué tal es moverse sin tener la carga completa al levantarnos.
Cabe destacar que cada día nuestro equipaje crecía en dimensiones, y el segundo maletero en la parte frontal del vehículo cada día era más preciado. Con el sol escondiéndose entre las colinas californianas, era el momento de descansar.
Día 8: Los Ángeles – SpaceX y cómo coincidí con Elon Musk
Hay una frase de Mark Twain que podría definir lo que ocurrió ese día: “Aparentemente no hay nada que no pueda suceder hoy”. Se suponía que sería un día típico bajo la rutina turística, pero ese 23 de julio nos sorprendió de forma inesperada.
Después de visitar el Paseo de la Fama y hacernos fotos con el cartel de Hollywood a nuestras espaldas, nos dirigimos al Supercharger que se ubica en las instalaciones de SpaceX. El complejo espacial se encuentra anexo al aeropuerto de Los Ángeles, rodeado de naves industriales. El motivo de la visita fue claro: ver en carne y hueso el Falcon 9 que se expone frente a la entrada principal del emplazamiento. Puestos a cargar, ¡que fuera en un lugar memorable!

Instalaciones de SpaceX en Los Ángeles con el Falcon 9 al fondo
Una vez finalizadas las fotos de “postureo” a lo astronauta y haber intentado (sin éxito) entrar en las instalaciones, era momento de ir a las playas californianas. Con el coche aún cargando, empezó el momento de negociación con el GPS. Mientras tecleábamos la pantalla sin cesar, levantamos nuestras miradas levemente al ver cuatro personas pasando por delante de nuestro vehículo. Como si se tratase de socorrer a alguien, salí del habitáculo como si se me fuera la vida. Mi pareja se quedó atónita mientras me escuchaba gritar al cielo: ¡¡Es Elon Musk, ES ELON MUSK!! Ni más ni menos que el fundador de Tesla, SpaceX, SolarCity (entre otras) a dos metros de nosotros. Todo ocurrió de forma estrepitosamente rápida. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos rodeados de guardaespaldas. Por puro respeto, decidimos ceder y dejar nuestra alma de fan alocada aparte. Se encontraba en medio de una discusión con otra persona de la marca y no era el momento de entrometerse en su camino. Todo lo que me hubiera gustado decirle, todos los elogios que me guardaba se me concentraron en un silencio ensordecedor.

Elon Musk por las instalaciones de SpaceX, Los Ángeles
Para no quedarnos con un gusto agridulce, decidimos desconectar la manguera del cargador y perseguir a Elon sin saber exactamente el fin. Finalmente, él entró en las instalaciones de SpaceX y nuestros caminos se desviaron. Todas las palabras salieron a raudales, la euforia era máxima y ganamos una anécdota que, si no llega a ser por el vídeo y foto que hicimos, ninguno de nuestros amigos lo hubiera llegado a creer jamás.
Nuestros humos se bajarían cuando el vehículo nos sorprendió con un error de software en el GPS. El bajón lo solucionaría una sorprendente visita a las oficinas de Tesla Fremont. Pero eso, lo dejaremos para el próximo artículo.
En el próximo capítulo #5 de nuestra ruta con un Tesla Model S por USA: error de Software y visita a la fábrica de Tesla Fremont
3 Comentarios. Dejar nuevo
Gran artículo Leo. Interesantísimo. Qué envidia. Lástima no poder haber “echado una risas” con el tito Elon…..para la próxima 😉
Es muy emocionante leer las narraciones del viaje, se imagina uno esos paisajes de Estados Unidos, felicitaciones por éstas narraciones tan detalladas y gracias por compartirlas.
¡Muchas gracias a todos por las felicitaciones! Un placer compartir esta magnífica experiencia. Os lo recomiendo encarecidamente a todos.