Lleva tiempo gestándose una “tormenta perfecta” en el negocio europeo de la automoción. En realidad de todo el “primer mundo”, aunque Europa es quien lo va liderando, con permiso de China. El resto de países van un poco a remolque, pero sin duda es algo que terminará por revolucionar la forma en que nos movemos. Llegará también al tercer mundo, aunque ahora muchas personas lo duden, por los efectos de la economía de escala, pero vamos a concentrarnos en Europa y concretamente en España, aunque seguramente sea trasladable a la realidad de muchos otros países. Es algo que, si no trabajamos en ello puede hacer que nuestra ciudad parezca de ese tercer mundo del que hablaba, que sea “el pueblo de los coches viejos”.
Tal vez no conozca las declaraciones que vienen haciendo algunas de las diferentes marcas de coches que operan en Europa, sobre todo en las últimas semanas. Como decía antes, en realidad es algo que lleva gestándose mucho más tiempo pero, diríase, el detonante fue un anuncio de General Motors durante el descanso de la Super Bowl.
La Super Bowl es la final del campeonato de fútbol americano y en su descanso se suelen suceder anuncios que resultan en una auténtica oda a la masculinidad, y donde abundan coches grandes, potentes, ruidosos… y contaminantes. Muy “de machos”. Pareciera que los coches eléctricos tuvieran poco que hacer en dicho bloque publicitario, pero ya el año pasado, tímidamente, aparecieron varios anuncios de coches eléctricos, de algunas de las marcas que abanderan la electrificación o hibridación, en su casi totalidad, marcas europeas o asiáticas. Pero la edición de este año sorprendió con un anuncio donde un grupo industrial tradicionalmente opuesto a los coches eléctricos pagó por anunciarse con un spot en el que publicitaba un coche eléctrico y anunciaba su intención de lanzar una auténtica marejada de modelos en los próximos años, ya que “con su nueva batería, ahora cualquiera podrá conducir un vehículo eléctrico”. Finalmente se ha sabido que tiene idea de finalizar la venta de vehículos que consuman gasolina o gasóleo en 2035, en la línea de la decisión de hace apenas tres meses de que “aquellos concesionarios Cadillac que no estén dispuestos a vender coches eléctricos no tenían cabida en la organización“, llegando incluso a ofrecer compensaciones a aquellos que no quieran acompañarles.
Estados Unidos queda muy lejos, dirá alguien. “Aquí la cosa es diferente”. Bien, sí, la cosa en Europa es diferente: aquí las marcas tienen horizontes mucho más cercanos para ese cese.
Empecemos por Ford. Hace unas semanas la prensa se hacía eco de sus declaraciones:
“Adiós al motor de gasolina o diésel. Es oficial, Ford solo venderá coches 100 % eléctricos en Europa en 2030. Ford anunció hoy en un comunicado que a partir de mediados de 2026 toda su gama de coches en Europa se compondrá de modelos híbridos enchufables o 100 % eléctricos, descatalogando los híbridos enchufables en 2030 para conservar en la gama únicamente los eléctricos” |
Es decir, cualquier coche que venda Ford a partir de 2026 deberá enchufarse para funcionar. Para eso faltan 5 años. Si Vd. forma parte del equipo de Gobierno municipal, provincial, etc… y ha sido elegido recientemente en su cargo y aspira a la reelección, Vd. va a enfrentarse con esta realidad.
Ahora veamos que dice Renault, otro de los grandes en Europa:
“Renault no anunciará un cronograma concreto para el final de sus motores térmicos, pues las nuevas normativas obligarán a todas las marcas a abandonarlos en la próxima década” |
A esa declaración le precedía esta otra de la Asociación Alemana de Industria Automotriz (VDA) :
“La normativa Euro 7, que entrará en vigor en 2025, supone, de facto, la prohibición de la venta de vehículos de combustión sin electrificar” |
Como vemos, Renault ni siquiera se atreve a dar una fecha, pues de forma reiterada, cualquier fecha que se da resulta dinamitada a los pocos meses, siendo la nueva previsión más cercana en el tiempo, como demuestra esta noticia de apenas un mes antes.
Eso en cuanto a contaminación de la que hace enfermar a las personas, pero no olvidemos que la UE también ha puesto límite a otro de los problemas que causan los coches movidos por combustibles. Se trata de las emisiones de CO2 de los automóviles, debiendo pagar los fabricantes cuantiosas multas en caso de sobrepasarlas de forma media en el conjunto de sus ventas. Este año han conseguido esquivar las multas a base de vender en 2020 una cantidad de híbridos enchufables y eléctricos sin precedente, no sin hacer alguna “trampa”, como matricular a fin de año las unidades que les restaban para rebajar las emisiones medias hasta justo por debajo del límite.
Eso en un año en que la venta de coches movidos por combustibles tradicionales se ha desplomado, desplome que no se ha trasladado a las ventas de vehículos eléctricos a lo largo del año. Este 2021 las cosas son un “pelín” diferentes a 2020. Ha entrado en vigor el nuevo ciclo de medición WLTP, más realista que el anterior NEDC y en el que las emisiones de CO2 se cifran en un 25-30% más, ya que el NEDC pecaba de ser demasiado indulgente (el WLTP también lo es, pero mucho menos). Eso añade presión a los fabricantes, que este año deben vender más coches enchufables que el año pasado. Además se han reducido algunas de las medidas provisionales de adaptación que les permitían que cada eléctrico vendido contase como dos ventas o la que permitía excluir de los cálculos al 5% más contaminante de las unidades vendidas.
Todo esto que he relatado hasta ahora acerca de los límites de emisiones de la UE supone que, sin hibridar, sólo coches pequeños quedan por debajo del límite de 95 gramos de CO2 por km. Los coches medianos y grandes deben tener un sistema híbrido si el fabricante quiere dejarlos por debajo del límite, encareciendo el coste. Otra opción es no hacer nada y pagar la correspondiente multa, que obviamente se trasladará al precio que paga el consumidor.
En cualquier caso termina por hacer a los coches movidos con combustibles tradicionales menos atractivos con respecto a sus contrapartes eléctricas. De eso se trata exactamente.
Pero es que, para 2025 ese límite de 95 gramos de CO2 pasa a ser de 81, límite técnicamente imposible de no sobrepasar sin vehículos pequeños fuertemente hibridados (con el sobrecoste que supone la hibridación), además de suponer que cualquier coche de tamaño más normal deba enchufarse para no sobrepasar dicha cifra. Nuevamente la opción es no hacer nada, pero entonces, y suponiendo que el exceso se multe, como ahora, a 95€ por cada gramo excedido desde los 95 gramos, el coche tipo que se vende en España pagará una multa de 5.700€, que se trasladarán a su precio final, dejándolo sensiblemente más caro que un coche eléctrico equivalente.
Para 2030 el límite será de 59, cifra imposible de rebajar si no es mediante el uso de enchufes. Para entonces, suponiendo una hibridación fuerte, que suponga un sobrecoste de 2.000 euros y la correspondiente multa por exceso de emisiones, el precio de ese coche, movido en exclusiva por combustibles contaminantes, se vería incrementado en 5.895, y eso si no se toca el importe del gramo excedido.
La prensa especializada del motor así lo ha reconocido:
“Hay muchas consideraciones que hacer sobre la norma 2019/631, como que beneficia a los vehículos que puedan equipar grandes baterías, porque los híbridos son los únicos que consiguen homologar emisiones menores de 95 gramos y los enchufables, los únicos que se quedan por debajo de los 50 g de CO2.“ |
Tampoco el gas (GNC o GLP) permite rebajar las emisiones de CO2 por debajo del límite de 2025, ni mucho menos el de 2030, pues sus emisiones sobre el papel son apenas un poco menores, resultando en ser similares o incluso superiores cuando se miden en el mundo real.
En cuanto al hidrógeno, podría cambiar algo las cosas, pero ni hay modelos económicos (sólo por encima de 60.000 euros), ni hay hidrogeneras (sólo una en España puede alimentar a los coches a hidrógeno más modernos), ni hay, de momento, una infraestructura de generación y distribución de hidrógeno “verde”, única variedad que tiene encaje con los planes de Europa. Mientras los eléctricos son cada día más baratos, habiendo ya alternativas por debajo de 15.000 euros, la cuarta parte que el coche a hidrógeno más barato y, aunque falla la parte final de la distribución de la electricidad con la que se recargan (que es de lo que estamos hablando que tienen que solucionar todas las poblaciones), en la parte que respecta a la recarga de proximidad, ya hay una red eléctrica con dimensionamiento de generación y distribución suficiente para varios millones de coches eléctricos. Además, el hidrógeno verde resulta en una eficiencia mucho menor a la de un vehículo eléctrico a baterías, con lo que, en consecuencia, el coste de su uso debe ser también bastante mayor.
Es decir, sabido todo esto, puede entenderse que, por imperativo legal, cualquier coche que quiera ser económicamente rentable deberá contar con un enchufe.
Huelga decir que los fabricantes no van a vender algo que no les resulta rentable y ahora se explica las declaraciones de Ford y Renault, que integra marcas con una alta aceptación, como Dacia. El grupo PSA (Peugeot, Citroën, Opel y las recientemente incorporadas en el grupo Stellantis, Fiat, Alfa-Romeo y Lancia) no se ha pronunciado todavía pero visto el ritmo que lleva, plasmado en el hecho de que en todas sus factorías españolas se producen modelos eléctricos, probablemente lleve el mismo camino. Por último el grupo VW, formado por Volkswagen, Audi y nuestra Seat, tampoco ha hecho ninguna declaración semejante, ni falta que le hace: ahora mismo sus modelos eléctricos son los más aventajados de entre los fabricados en el viejo continente.
Actualización: El grupo VW finalmente se ha pronunciado, superando los órdagos ya nombrados:
- Hace una semana, Volkswagen anunció que no desarrollará nuevos motores a gasolina o diesel, para centrarse en la movilidad eléctrica
- Hace dos semanas, su presidente hizo un anuncio en su cuenta de Twitter, coincidente con la celebración del evento “Power Day”,
Ninguna de estas populares marcas, que aglutinan a la inmensa mayoría de los coches que se venden en nuestro país, intenta ya retrasar la llegada de la era eléctrica, ya no hay resistencia al cambio, como hace apenas dos años y ahora que la UE ha demostrado su firmeza en el plan trazado desde hace años, al revés, se han volcado en la electrificación de toda su gama.
De modo que… ¿A quién vamos a comprar coches gasolina o diesel, cuando ya no los vendan las empresas europeas?
Alguien tendrá la tentación de decir que España no tiene por qué seguir la senda europea y que, como aquí vamos más atrasados, el Gobierno ofrecerá moratorias a los fabricantes para que tengan más tiempo. Bien, es posible que así sea, pero no elimina el hecho de que el peso de nuestro mercado en el conjunto de Europa es tan pequeño que, pensar que los fabricantes van a alterar sus planes para adaptarse a la realidad española, algo que les costaría mucho dinero, resulta en un ejercicio de imaginación que bordea el pensamiento mágico.
De modo que no los vamos a comprar porque nadie nos los va a vender. Así de simple. O tendrán un enchufe o no se van a vender. La consecuencia lógica es que, aquellos municipios que no hayan acometido la tarea de llenar las calles de puntos de recarga se van a llenar de coches viejos, sin uno solo nuevo. Va a ser “el pueblo de los coches viejos”.
¿Es esa la imagen, responsable municipal, de la diputación o comunidad autónoma, que quiere dar de su ciudad, de su provincia, de su comunidad? ¿No? Ya sabe lo que tiene que hacer: póngase manos a la obra. Hay múltiples razones para ponerse a ello y hay ciertos esquemas que le permiten hacerlo de forma inmediata, con una inversión y tiempo de instalación, mínimos.
¿No le importa que ello pase? Entonces no es necesario que haga nada, pues llegará sólo. Incluso puede que siga en el cargo para que sus conciudadanos puedan echarle en cara que necesitan comprar coche y que, como no tienen dónde cargarlo, sólo pueden acceder al mercado de segunda mano.