

En España, o eres del Real Madrid, o eres del F.C. Barcelona. O eres de izquierdas, o eres de derechas. O eres de Kas naranja o eres de Kas limón. ”¿Y tú, de quién eres?”, decía el anuncio del refresco. “Bic naranja escribe fino; Bic cristal escribe normal; dos escrituras a elegir”, decía el de los bolis.
Pero, vamos a ver, ¿por qué me dais dos opciones para que elija una de ellas? ¿Acaso no pueden gustarme las dos? O mejor aún: ¿es que no puede gustarme una tercera alternativa?
Y sobre todo ¿por qué si elijo una opción debo detestar la otra?
¿Por qué hay tanto hooligan amante de los motores de combustión interna y las cajas de cambio manuales que censura a los vehículos eléctricos?

¡La Tierra es plana y el Sol gira a su alrededor!
Quizá me equivoque, pero mi teoría es que lo que conoces desde que tienes uso de razón te parece la única opción. Salir de la mal llamada “zona de confort” da miedo. O más bien acojona.
Cuando vas al colegio y todos tus amigos son del equipo de fútbol de la ciudad no pareces tener mejor opción que ser tú también fan de ese equipo; quizá en tu interior seas hincha de otro, pero es mejor que no exteriorices tus sentimientos. De igual forma, si tu familia es obrera y vota a la izquierda lo más normal es que tú sigas “la tradición familiar”.
Y si creces rodeado de motores de gasolina, lo más normal es que todo lo que no sea un coche con motor de gasolina te parezca un intruso.

Don Eduardo Barreiros
Los mayores del lugar recordaréis a don Eduardo Barreiros. No, no era ingeniero. Ni falta que le hacía.
Simplemente era un visionario. Levantó un imperio en torno a un motor transformado que ya no consumía gasolina sino gasoil. Y lo introdujo hábilmente en un sector en el que vio negocio: el transporte de mercancías y pasajeros por carretera. Pero los coches seguían siendo en su mayoría de gasolina. El gasoil seguía siendo lento, sucio y ruidoso. Y, por supuesto, había detractores del diésel. El gasoil sólo era una opción si eras taxista.
Pasaron los años y Volkswagen se sacó de la manga un pequeño utilitario que se vendió muy bien. Fue la segunda ocasión que tuvo para vender en masa “el coche del pueblo” (la primera había sido el mítico Escarabajo). Y de todas las versiones, la que más expectación generó fue el GTi.
Como no hay dos sin tres y seguían pasando los años, alguna cabeza pensante en la directiva alemana decidió que había que crear un nuevo nicho de mercado y repetir la venta en masa por tercera vez.
- ¡Señores, vamos a montar un motor diésel en el Golf!
- ¡No fastidie, herr direktor! Eso no se va a vender, ¿no ve la cantidad de detractores que tiene el gasoil?
- Lo llamaremos Golf TDi. Simplemente tenemos que hacer que corra un poquito más que el GTi. Que se encarguen los de Oficina Técnica.
Y así le dieron una nueva vida a su ya exitoso producto, provocando que la competencia se apresurara a desarrollar motorizaciones diésel. Eran más caras, así que había que saber vender bien sus ventajas “a la larga”. Nació así una especie de filosofía aceptada por todos, según la cual elegías tu Ford Escort (por poner un ejemplo) con motor gasolina o diésel en función de los kilómetros que recorrías al año. De hecho, hasta recuerdo publicidad del Escort al mismo precio con ambas motorizaciones, a igualdad de equipamiento. Puro Marketing.
Por supuesto que hay niños que son del Barça aunque su padre sea del Madrid, de la misma forma que a día de hoy hay fans de los motores de gasolina (clientes habituales de BMWs M3 o Subarus Impreza, por ejemplo) pero, si nos fijamos en el conjunto, países como Francia o España tienen un parque móvil que ya no es de gasolina, sino de gasoil. Pasarse al diésel fue una transición lenta, pero con una legislatura de bastante más de cuatro años.
El caso es que estamos acabando la segunda década del s. XXI y algunos somos partidarios de una nueva motorización, más eficiente, más limpia. Más cara a la hora de comprar, sí, pero mejor “a la larga” (lo mismo que se decía del diésel). Y se nos critica. Señores detractores, ¿por qué no nos dejáis que seamos del equipo que nos dé la gana? Nosotros nos limitamos a exponer las ventajas de lo eléctrico. Y sobre todo, con lo que cuesta hoy encontrar un lugar donde recargar las baterías, ¿qué necesidad hay de aparcar en esos lugares un vehículo de combustión?
Yo entiendo a los mecánicos y a los operarios de gasolineras: veis en peligro vuestro trabajo. España es un país con mucha tradición en el sector de la automoción y aunque hoy no tenga marcas propias como pueda ser el caso de Francia o Alemania, sí tiene mucha industria auxiliar. No os preocupéis, la transición esta vez también va a ir despacio. Pero llegará. Así que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.
De todas formas tu trabajo se puede ir al traste independientemente de “lo eléctrico”. Basta con que la junta directiva de tu empresa lo decida. En mi primer trabajo era becario en una empresa que hacía guardapolvos para coches. Daba igual que éstos fueran de gasolina, de gasoil, eléctricos, de gas butano o de vapor. O a pedales. Todos los coches llevaban esos guardapolvos para proteger las rótulas de la dirección. El trabajo parecía asegurado, salvo que de repente los coches dejaran de llevar dirección, cosa poco probable. Pues bien, en la empresa llevaban años escuchando las quejas de la dirección, que amenazaba con llevarse la producción a Polonia, país con mano de obra más barata.
Ha llovido mucho desde ese año 2000 y actualmente la empresa lleva ya años abandonada. Y el caso es que los coches siguen llevando guardapolvos, pero ya no se producen aquí. Lo que quiero decir es que si alguien teme a lo eléctrico (y me consta que hay quien lo teme por este motivo) por los puestos de empleo que se van a destruir, debe entender que el VE actualmente necesita mejoras. Y somos conscientes de ello. Hacen falta baterías con mayores densidades de energía. Hacen falta tiempos de recarga menores. Hacen falta puertos de carga por toda la red de carreteras. Hace falta consenso para unificar las conexiones actuales (CCS Combo, Mennekes, CHAdeMO…) ¿Es que no es obvia la oportunidad de creación de empleo que hay ahí fuera? ¿O pensáis que la infraestructura de gasolineras que conocemos desde que nacimos ha estado ahí siempre?
No soy filósofo ni aspiro a serlo. Simplemente intento entender por qué hay tanto detractor del vehículo eléctrico. En esta web exponemos sus ventajas y, sí, cuestionamos (con datos, no gratuitamente) la hegemonía de los “térmicos”. Quien quiera, que lea, que busque información adicional, que se documente, que pruebe un eléctrico, que haga números. Y luego que piense por sí mismo. Quizá llegue a la conclusión de que el térmico es y será su única opción. O quizá se interese por los eléctricos. ¡O quizá descubra una tercera opción! Simplemente debe pensar si le compensa (por ecologismo o por economía a largo plazo) pasarse a lo eléctrico o seguir en su zona de confort.

Lo que muchos piensan del VE
Lo que no entiendo es por qué algunos de los defensores de lo eléctrico se empiezan a enfrentar a los defensores del petróleo, poniéndose a su nivel. Sea como sea, no es cuestión de dividirnos para vencer, sino de estudiar juntos las posibles alternativas y elegir la mejor para nosotros sin menospreciar las demás. Solamente así es posible avanzar.
9 Comentarios. Dejar nuevo
buen artículo.
Esa dicotomia parte de una premisa falsa. No son dos opciones iguales. Una parte del 99% y otra del 1% (en ventas). Ademas hay opciones intermedias que hoy por hoy, son mas lógicas. Como 2º coche se podría considerar (quien pueda). Como único vehículo, esta muy limitado. Luego nos lo venden como si fueses “pedos de unicornio”, que ni huelen ni contaminan, y eso es así en parte. Deslocalizamos la contaminación, que existe, pero la sufren otros…
Nosotros tenemos un segundo coche en casa eléctrico ( ah y un twizy como tercero). Bien que ha sucedido, que se usa siempre el eléctrico en detrimento del de gasoil, incluso si el eléctrico lo lleva mi mujer procuro ir siempre con el twizy. ¿Por qué?. Unos pensarán que es por la contaminación y cosas así. Pues la verdad es otra. Lo usamos por lo fino que va. Esa aceleración instantánea, sin tirones, sin marchas, sin vibraciones ni ruidos… es una gozada y además muchísimo más barato el kilómetro realizado ( aparte de poder aparcar gratis en zonas reguladas). A todo ello le sumas que no contaminas ( si se pueden cargar con placas solares y tengo amigos que lo hacen, yo llegaré tarde o temprano).. Por tanto para mí es un salto tecnológico enorme respecto a mi diésel ( el cual cambiaré el próximo año si dios quiere).
Está claro que el avance del coche eléctrico en relación al de combustión, en simplicidad, sensaciones de conducción, comodidad y ausencia de contaminación, es claro e innegable. Bien es cierto que para viajar, tanto por la ausencia de cargadores rápidos en carretera como por los tiempos de recarga, el coche eléctrico todavía no es equivalente, en términos de flexibilidad, al de combustión. Aún así, y a pesar de que comprar un coche eléctrico ahora supone disfrutar de menos autonomía y bastante menos velocidad de recarga que si se compra dentro de cinco años, yo tengo claro que mi próximo coche no será de combustión.
Me hace mucha gracia la viñieta. Viene a decir que el coche en si no contamina pero lo que genera la energia que utiliza si lo hace, y las refinerias?, esas no contaminan?.
Tienes razón, los detractores de lo eléctrico intentan echarlo por tierra sacando comparaciones descompensadas.
No en todos los paises contamina para generar energia electrica sin embargo todos contaminan para generar gasoil o gasoina, aceite para el motor, etc…
No se des localiza la contaminación, se reduce.
Muy buen artículo, Hugo. Muchas gracias a todos los que colaboran en Pásate a lo eléctrico.
Muchas gracias a vosotros los lectores, en nombre de todos los redactores y demás compañeros de la web.
Excelente artículo por su claridad y por la calidad del texto!!!
Muchas gracias, Jaime.
Un gran abrazo