Con la progresiva incorporación de los vehículos eléctricos al mercado, la demanda de litio va aumentando y, si bien es abundante en la naturaleza, el proceso de extracción de este “petróleo blanco” se ha convertido en fuente de polémica y debates, tanto a nivel de impacto ambiental como por su coste económico de extracción. Para irnos situando os presento un breve resumen del proceso de extracción del litio.
Quién iba a decir al joven químico sueco Johann Arfvedson hace 200 años, que su descubrimiento en la isla de Utö iba a propiciar la actual “revolución verde” que tiene al coche eléctrico como gran protagonista y abanderado. No obstante, además de sus usos electrónicos, no debemos olvidar que el Litio se usa también en fármacos para tratar enfermedades mentales, fabricación de esmaltes, como potente secante, en fabricación de submarinos y naves espaciales, etc. etc. Pues bien, vemos que la demanda es bastante importante a pesar de que la producción no ha terminado de despertar. Veamos el presente y el futuro más inmediato:
Hoy en día la producción de litio se sitúa en 40.000 Tn/año. Teniendo en cuenta la enorme demanda y presión que se está ejerciendo en la actualidad con unas necesidades de 180.000 Tn, no es de extrañar que muchos mercados estén tomando posiciones , sobre todo China y su mastodóntico consumo a corto plazo, con unas reservas de 7 millones de Tn. Cinco potentes productores controlan en la actualidad casi la totalidad (el 90%) de la producción mundial –La chilena SQM, las norteamericanas FMC Corp y Albermarle, la australiana talison y la China Tianqi Lithium-.
Entonces ¿peligra la revolución tecnológica por falta de litio?
Pues los datos apuntan a que muchos nuevos mercados se van a incorporar a la obtención de esta “sal blanca”. Todo apunta que Sudamérica tiene mucho que decir al respecto con países como Bolivia que no permite la explotación a empresas extranjeras (el Salar de Uyuni, la mayor reserva de litio del mundo, tiene importantes reservas de potasio, boro y magnesio), Chile, que sí lo explota con cierta constancia e importancia y Argentina, que empieza a liberalizar el sector.
Como podemos apreciar, a pesar del incremento de demanda del litio el precio de las baterías sigue bajando debido a las mejoras en I+D y la economía de escala, con la aparente contradicción de que la cotización del litio va aumentando a un ritmo espectacular.
No debemos olvidar tampoco que las baterías actuales tienen una cantidad no excesivamente alta de litio y además, tal y como las conocemos hoy día, se podría decir que tienen un recorrido a corto/medio plazo incierto ya que el futuro de éstas probablemente pase por profundos cambios tanto en sus componentes químicos como en sus estructuras entre electrodos.
Hasta el mismísimo Elon Musk, preguntado sobre su enorme demanda para alimentar a la Gigafactory, quitó importancia diciendo que el litio “es sólo la sal que se añade a la ensalada“.
Y España, ¿en qué situación se encuentra? Pues muy despistada. Si en países como la República Checa, Alemania y Portugal (a nivel europeo) tienen constancia de poseer grandes reservas, en España sólo se sabe que provincias cercanas a la citada Portugal (Salamanca, Cáceres, Badajoz y Pontevedra) tienen minerales como la ambligonita y la lepidolita de la que se podría obtener este preciado “petróleo blanco”.
Y no sólo necesitamos minerales para empezar a ser menos dependientes energéticamente. España importa tres cuartas partes de la energía que consume, lo que nos convierte en el país de la OCDE más dependiente. Sólo en hidrocarburos gastamos 100 millones de euros diarios. Para que veáis lo importante que es un profundo cambio en las políticas energéticas, potenciando más la abundante energía solar de la que goza nuestro país y contando con buenas baterías como sistema de almacenamiento.
Las palabras de Mar Corral Lledó (directora de investigación del Instituto Geológico y Minero de España IGME) son, cuando menos, reveladoras: “…en España, no está tan claro. Estados Unidos, Canadá o Australia consideran que un yacimiento mineral es una oportunidad; aquí se ve como un problema».
Podríamos concluir que no existen a corto/medio plazo problemas de desabastecimiento a pesar de que no todos estén en total acuerdo, ya que se ve que es un mineral relativamente abundante y que, a pesar de que su extracción limpia está en fase de implantación, todo indica que se puede conseguir un equilibrio ecológico viable y seguir investigando en baterías alternativas con mejor densidad energética a un coste atractivo.