Cada vez que me evado y disfruto de los Pirineos en Ordesa o Aigüestortes suelo pensar: “¡esto sí que es vida saludable…!” Hasta que leí el último informe de Steve Allen (coautor) del “Ecolaboratorio” de la Universidad de Toulouse… ¡Y yo que creía que respiraba aire puro…! y también esnifamos microplásticos.
Resulta que tenemos el enemigo esparcido por todas partes:
Teniendo en cuenta que el ser humano lleva producidos ¡¡8000 millones de toneladas!! (sí… has leído bien) no me extraña que tengamos pululando polímeros en los alimentos, la nieve, el viento, etc. etc.
Cada año producimos más y más (incrementos no lineales) y si el año pasado produjimos 350 millones de toneladas, con la tendencia estimativa que se ha realizado, en el 2050 serán… ¡¡1800 millones de toneladas!!
La verdad es que las cifras son mareantes. Resulta que en muchos de los bucólicos rinconcitos que tiene el Pirineo, se han contabilizado una media de 40 microplásticos (de un tamaño de 200 micras) por metro cuadrado. Para ponerlo en perspectiva, no muy debajo de grandes ciudades europeas como París (100 microplásticos/metro cuadrado) o diversas ciudades chinas (228 microplásticos/metro cuadrado) de un tamaño aproximado de Madrid y Barcelona juntas.
Pero… ¿cómo llegan hasta allí? pues, principalmente, vía aérea, con desplazamientos de más de 100 kilómetros desde el origen de la partícula, hasta que se deposita.
Como ya comenté en otro artículo sobre el plástico, no es nuestro objetivo demonizar este material que ha facilitado la democratización, respecto al uso y acceso, a muchos bienes y servicios; pero viendo la invasión y consecuencias, mejor que reaccionemos pronto o será demasiado tarde.
Cada vez son más y más los estudios que nos demuestran que el problema es más serio de lo que creemos y voy a poner el foco concretamente en éste:
La Universidad de Heriot-Watt ha publicado en la revista “Enviromental Pollution” que, cada día, ingerimos más de 100 partículas de plástico en nuestros propios hogares. El origen es mayoritariamente de fibras de ropa y el polvo que se deposita en alimentos y muebles.
Y para los que os escapéis hasta la mismísima Antártida he de deciros que Greenpeace ha encontrado allí en el agua y en la nieve, poliéster, polipropileno y nailon, entre otros derivados plásticos.
En fin….¿no creéis que es hora de reaccionar?
1 Comentario. Dejar nuevo
Los restos de poliestireno o “corcho blanco”, los mezclo con cemento y arena, de esta manera obtengo un hormigón aislante. Las botellas de PE sirven como moldes para hacer pilones etc.
Mi perra LUNA hace caca en los matorrales, lejos de cualquier camino, así ahorro el plástico de las bolsas y el trabajo de perseguirla y recoger lo que hizo.
Salu2