

En la mayoría de mercados, los coches eléctricos tienen unas ventas muy inferiores a los modelos de combustión, a pesar de las numerosas ventajas que presentan: una mayor sencillez mecánica, costes de mantenimiento y de uso menores, mayor rendimiento y capacidad de aceleración, ausencia de ruido y vibraciones, y sobretodo su capacidad de rodar sin emitir gases contaminantes. Esta falta de ventas se debe a tres barreras que separan al coche eléctrico del éxito: una autonomía limitada, la escasa infraestructura de recarga y el mayor coste de adquisición.
La diferencia de autonomía cada día está más cerca de resolverse gracias a los numerosos avances que se suceden en el campo de las baterías, mientras que la falta de una amplia red de recarga está siendo poco a poco paliada por los gobiernos y por marcas como Tesla. Sin embargo, el mayor coste de adquisición de un coche eléctrico es el obstáculo más difícil de superar. Este precio superior se debe a un coste de desarrollo más alto, a la falta de sinergias (los eléctricos no comparten apenas piezas mecánicas con los modelos de combustión) y a una producción todavía baja. Para remediar este handicap, una de las grandes apuestas de los fabricantes son las plataformas modulares eléctricas.

Renault ZOE
¿Qué es una plataforma modular?
Podríamos definirla como un chasis estándar, que gracias a su flexibilidad permite multitud de tamaños y configuraciones mecánicas, pudiéndose utilizar como una base común sobre la que desarrollar toda clase de vehículos, desde pequeños utilitarios hasta grandes SUVs. Esto permite en la práctica un gran ahorro en los costes de desarrollo. Algunas de las apuestas más destacadas al respecto son las siguientes:
–Volkswagen: plataforma MEB. Tras el escándalo del Dieselgate, Volkswagen ha tenido que ponerse literalmente las pilas para lavar su imagen, mediante una monstruosa inversión en su programa eléctrico. La joya de este proyecto es la plataforma MEB, que debutará en 2019 con el compacto ID, al que seguirán un SUV (ID Crozz) y una furgoneta (ID Buzz). Será utilizada tanto por Volkswagen como por Audi, SEAT y Skoda.
Se caracteriza por un diseño tipo skate-board ya visto en los modelos de Tesla, con baterías planas bajo el piso y la posibilidad de montar un motor en cada eje (dual motor), permitiendo configuraciones de tracción delantera, trasera y total.
–Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi: plataforma CMF-EV. Siguiendo la estela de las plataformas CMF (Common Module Family) para modelos de combustión, la Alianza (líder mundial en movilidad eléctrica) ha desarrollado la plataforma CMF-EV, que servirá como base para más del 70% de los eléctricos del grupo en 2022. Se espera que su puesta de largo sea en 2019 con la presentación del ZOE II y de un nuevo SUV de Nissan, si bien podría adelantarse y tener su primera aparición el año que viene de la mano del primer Infiniti 100% eléctrico.
Se usará en toda clase de modelos, desde el segmento B (utilitarios del tamaño de un Nissan Micra) hasta el segmento D (berlinas familiares como el Renault Talisman), y al igual que la MEB tendrá un diseño skate-board con baterías planas, ya que permite una gran habitabilidad, así como la posibilidad de un esquema dual motor.
Se espera que gracias a su uso el precio de los futuros ZOE II (2019) y LEAF III (2021) baje en torno a un 20%. No llaman a Carlos Ghosn (líder de la Alianza) cost-killer por nada.
–Daimler (Mercedes-Benz): plataforma EVA. Poco se sabe de esta plataforma más allá de que deriva de la actual plataforma de tracción trasera MRA utilizada en modelos como el Clase E. Debutará en 2019 con el Mercedes EQC, un gran D-SUV al que seguirá el compacto EQA, del tamaño del actual Clase A.
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Interesante explicacion! Gracias