

La posibilidad de ver vehículos sin necesidad de conductor por nuestras carreteras va ganando enteros. Sin embargo, no se habla demasiado de cómo se van a cargar. Lo lógico es pensar que un medio de transporte autónomo también contará con un método de carga que pueda prescindir de la presencia humana. Sin embargo, esto supone un reto más para la industria, y algún que otro quebradero de cabeza para los ingenieros de las marcas que han decidido dar el paso a lo eléctrico.
Ya se han visto diferentes diseños y prototipos que han dado que hablar. El más significativo puede que sea el denominado “snake” de Tesla que Elon Musk prometió. Volkswagen también diseño un sistema que denominaron e-smartConnect con la ayuda de Kuka, uno de los principales fabricantes mundiales de robots industriales y sistemas de soluciones automatizadas de fabricación, con sede en Augsburgo. Estos sistemas, sin embargo, acarrean ciertos inconvenientes. Solo se puede ubicar el coche en una posición determinada, de forma que el robot quede en el mismo lado y a la altura del conector del coche. En el ejemplo del Volskwagen, el e-Golf ni tan siquiera era capaz de abrir automáticamente la pequeña tapa protectora del conector.

‘Snake’ de Tesla
Un ingeniero austriaco vio en ello una oportunidad y fundó en 2016 NRG-X, una pequeña start-up con la intención de desarrollar un sistema de carga completamente automático y mediante conducción para vehículos eléctricos. El sistema proporciona una solución tanto de software como de hadware. La parte física o hadware del sistema consiste en dos partes. Por un lado, el adaptador, que es la parte que se instala en el bajo del coche. Por otro, la unidad base, que es la parte que se instala en el suelo del espacio de estacionamiento.

Unidad base y adaptador

Conector
Ambas partes disponen de sensores de ultrasonidos que habilitan su alineación cuando detectan la presencia entre sí, enviando la información mediante una conexión wireless codificada; que sumado a un específico diseño de contacto con forma cónica y el movimiento de tres ejes del robot que forma la unidad base, permiten una conexión automática incluso si la alineación no es perfecta. Gracias a esta avanzada combinación, el vehículo puede posicionarse de cualquier manera, ya que la tolerancia en el espacio que aborda es bastante amplia. Además, permite grandes capacidades de carga debido a la alta sección que proporcionan las circunferencias de cobre que forman los contactos con forma cónica.
Por lo tanto, contaría con las ventajas de carga conductiva, es decir, mayor eficiencia que la carga inductiva y más barata, sin la necesidad de una precisión exacta al aparcar. En contra de tener que dejar el automóvil encima de la placa inductiva, etc. A su vez, también dispondría de las mayores ventajas de la carga mediante inducción: la comodidad y el automatismo a la hora de comenzar la carga eléctrica. En definitiva, podría ser una opción asequible debido a su fácil adaptación a la mayoría de vehículos eléctricos y un coste que se presupone, no debería ser demasiado elevado.