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Aquellos hilillos de plastilina. O cómo meterle un gol a Julia Otero

A veces la contaminación se ve. Se toca. Se huele. La imagen de portada, que puedes ver aquí con mayor resolución, es una de tantas de las que tenemos en la retina.

El barco Prestige, que transportaba una importante cantidad de crudo, se partió como una nuez. De sobra es conocido lo que pasó con él debido a las decisiones políticas que acabaron en aquel desastre. En otro país, en un país serio, el responsable habría dicho “pues sí, me he colado, y asumo las consecuencias”. Al menos es lo que hago yo cuando me columpio en mi trabajo (somos humanos). Pero no. No contento con haber intentado esconder lo barrido debajo de la alfombra (alejar el barco para que reventara lejos de su costa) aún tuvo la vergüenza torera de despreciar los efectos de la situación. Y soltó aquello de los hilillos de plastilina.

Al parecer no fue una mancha (ojo al juego de palabras) en su curriculum, puesto que con el tiempo ascendió.

El caso es que aquella catástrofe fue objeto de todas las miradas. Y ahí sí, hubo consenso a la hora de afirmar que se estaba contaminando el lugar. Las aves y los peces se morían. Y el paisaje quedó negro. No se podía negar lo evidente. Además, daba titulares fáciles, y minutos en el telediario.

Como el hombre es el único animal que tropieza n veces en la misma piedra, seguimos repitiendo la historia.

Uno de nuestros lectores, MR, nos informaba de esta entrevista, en la que Julia Otero habla con Marta Blázquez (Vicepresidenta de Faconauto) y Jesús Casanova (Catedrático de motores térmicos), que me ha recordado mucho a la anécdota del Prestige.

Básicamente la entrevista apacigua al oyente, y a Julia Otero, a la hora de estudiar la compra de un vehículo equipado con un motor diésel. Según nos dicen, estos motores, demonizados últimamente, contaminan casi lo mismo que los de gasolina. Como si eso tuviera que tranquilizarnos.

Contaminan: el titular de Julia en la Onda

Es decir, puedes fumar tal o cual marca, o tal o cual tipo de cigarro, que es menos dañino que hace veinte años. Te mata despacio, sí, y al que está alrededor también. Pero te mata menos que antaño. De hecho casi no te mata.

Están de acuerdo en que los vehículos que circulan con unos años a cuestas deben ser achatarrados. Y éstos deben ser sustituidos por unos nuevos, que pueden ser tanto de gasolina como de gasoil. La opción del VE no es tal, ya que costaría mucho tiempo (según afirman) producir tal cantidad de vehículos eléctricos como para renovar el actual parque móvil. ¿Alguien puede explicarme qué sentido tiene para los fabricantes no querer fabricar semejante cantidad de vehículos de un tipo pero sí de otro? Lo venimos diciendo hace tiempo: no hay interés por parte de los fabricantes tradicionales en el VE.

Así se le da salida al stock que tanto preocupa a la señora Blázquez y se mantiene el modelo de negocio, para conservar la estabilidad de muchos empleados y de las familias que de ellos dependen. A lo mejor el desarrollo del VE genera nuevos empleos… pero se ve que esta opción no se les ha ocurrido.

En fin, que podemos estar tranquilos. Porque el mismo litro de combustible (sea éste gasolina o gasoil) empleado en un coche de hace 20 años contamina una barbaridad (pero oye, pelillos a la mar con lo que hicieron entonces esos fabricantes) mientras que empleado en un moderno motor térmico actual (de esos mismos fabricantes) prácticamente no contamina. Me quitáis un peso de encima. Sobre todo si miro para otro lado cuando me entero de que mentís con los datos de las emisiones contaminantes.

Por supuesto que, como dicen ambos entrevistados, hay que buscar soluciones, y que la transición a la hora de achatarrar los actuales vehículos no va a ser fácil. Pero no hay que caer en el error, una vez más, de esconder la cabeza como los avestruces, o lo barrido debajo de la alfombra. Esos hilillos de plastilina, a los que estáis quitando importancia, nos están contaminando a todos.

El Prestige no fue el primer barco en desangrarse en el mar. Ni será el último. Pero esa parte del proceso, obviada por los entrevistados, no contamina. Simplemente se trataba de tranquilizar al oyente, y a la siempre profesional que es Julia Otero, para vender más… de lo mismo. Y ahora, si quieres, me dices en los comentarios que producir baterías también contamina. Pero ojo: no lo hagas desde un portátil o desde un smartphone.

Gracias, MR, por el aviso de esta entrevista en la que, como bien decías, se expone justo lo contrario de lo que promovemos en esta web.

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