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Grupo Volkswagen: otra vez en el punto de mira por sus motores diésel

Tubo de escape

Tubo de escape

La prensa alemana (Stuttgarger Zeitung, Süddeutsche  Zeitungse, etc.) nos ha vuelto a sobresaltar con una triste noticia sobre la posible financiación de experimentos por parte de Volkswagen en los que se hizo inhalar dióxido de nitrógeno (los gases que emiten los motores diésel) a primates e incluso a seres humanos. El objetivo era observar los efectos que este gas tiene en el sistema circulatorio y respiratorio. Espeluznante.

Experimentación con primates

 

Los progresos que creían haber implementado a nivel tecnológico en cuanto a emisiones nocivas darían como resultado que estos gases no tienen ningún efecto perjudicial al ser producidos y procesados por los motores diésel de la marca germana. ¿Demasiado optimistas? o quizás, como dicen en mi tierra, si cuela pues cuela…

La rocambolesca historia se remonta al año 2013 cuando la alemana EUGT  (Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte) encarga este tipo de experimentos, pero….

¡Un momento! ¿una asociación que supuestamente estudia la Salud y el Medio Ambiente fomentado estas prácticas? ¿Nos hemos vuelto locos? La explicación está en que esta entidad la fundaron Volkswagen, BMW y Daimer… qué casualidad, hace dos años salpicados por el escándalo del dieselgate y ahora esto…

Pues resulta que el exdirectivo de Volkswagen Oliver Schmidt (el “angelito” está encarcelado en EE.UU) codujo personalmente un Volkswagen Beetle hasta el laboratorio Lovelace Biomedical de Albuquerque (Nuevo México, EE.UU) donde encerraron a 10 monos en una habitación donde fueron obligados a inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) en el año 2015.

Una de las cuestiones a desvelar está en que la EUGT también encargó investigaciones en las que seres humanos debían ser sometidos a estas prácticas. A día de hoy, sólo hay referencias sin confirmar que aseguran que fueron 25 las personas expuestas.

Motor Diésel TDI de VW

 

Las reacciones institucionales alemanas no se han hecho esperar y el Gobierno Alemán ha manifestado que estos experimentos ” no tienen ninguna justificación ni ética ni científica“. Por otro lado, desde la Baja Sajonia han tildado los experimentos de “absurdos y repugnantes”; en boca de Stephan Weil:

“…esto debe aclararse ahora porque el término absurdo y repugnante es todavía más relevante cuando se trata de humanos”.

Este primer ministro sajón es miembro del Consejo de Vigilancia del consorcio automovilístico. Recordemos que este estado federado tiene acciones  de Volkswagen.

A todo esto, Daimler y BMW se han apresurado a declarar que ninguno de sus modelos han participado en estos experimentos. Me imagino a los responsables de comunicación de ambas compañías pensando “bastante porquería nos ha llovido ya con el dieselgate como para que encima nos caiga más encima…”.

Pues nada, la enésima polémica de la poderosa Volkswagen está servida. ¡Normal! el halo de impunidad, arropados por las autoridades europeas, sin que nadie les obligue ni presione a adoptar medidas para una transición responsable hacia la movilidad eléctrica es, cuanto menos, deleznable.

 

 

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