

En el nuevo plan “Renove” que acaba de lanzar el Gobierno en España se han establecido unas ayudas que, para cualquiera que entienda un poco de los límites de emisiones que ha puesto la Unión Europea, llaman la atención. Poderosamente. Mucho.
Pongámonos en contexto: en el marco de la descarbonización de la producción para reducir las consecuencias del calentamiento global, la UE estableció una serie de objetivos de emisiones de CO2 para diferentes sectores, entre ellos el del transporte, y una de las regulaciones trata de los límites de emisiones de CO2 de los automóviles vendidos a partir de 2020. Se trata de la aplicación de una fórmula que tiene en cuenta varios factores y, considerando la totalidad de los vehículos vendidos, estos no han de pasar de 95 gr/km. de CO2 según el ciclo NEDC. En caso de que algún fabricante incumpla esta normativa, están previstas multas por valor de 95€ por gramo excedido y vehículo vendido. Aplicado a las ventas del año pasado en España, si en 2020 se vendiera exactamente lo mismo, cada coche hubiera supuesto una multa a su fabricante de 2.185 € de media. Este sistema de limitación de emisiones y sus correspondientes multas se estableció hace 10 años.
La realidad, sobre todo en los primeros años de transición, es un poco más compleja, pues se establecen una serie de exenciones y premios, de forma que no se cuenta el 5% más contaminante, o los que son cero emisiones cuentan como dos ventas. Es así, a grosso modo.
El plan presentado por el Gobierno, en el que han participado representantes de distintos ministerios, de sindicatos y de varias organizaciones empresariales ligadas al sector de la automoción, establece que para acceder a las ayudas es necesario que el vehículo vendido emita menos de 120 gr. de CO2 por km., con las siguientes cuantías:
¿Y 120 gr/km es mucho o poco? ¿Son realistas los 95 gr/km que establece la UE?
Para ello vamos a ver varios ejemplos y el histórico de emisiones a lo largo de los años.
Podemos observar cómo hace 10 años, que es cuando se produjeron los coches que hoy podrían ser achatarrados para acceder al Plan, el coche medio, adquirido por el consumidor europeo medio emitía 140 gramos de CO2 por km. No está mal -120 supone un 15% menos- si no fuera porque se pretende no seguir reduciendo las emisiones actuales, que son ya más altas de lo que debieran. Es decir, se acepta que tenemos un problema, pero la solución es seguir haciendo lo mismo. Y no deja de llamar la atención que es cerca de un 25% mayor que los límites de emisiones impuestos por la UE, de 95 gramos/km.
¿Qué tipo de vehículo emite 120 gramos?
Pues tomemos un SUV, vehículo del que es sobradamente conocida su falta de eficiencia, por sus dimensiones y línea, poco aerodinámicas y que provocan un consumo directamente proporcional a las emisiones de CO2, superior en un 20% de media al de un sedán o hatchback. En concreto, el Peugeot 3008 tiene 4,64 metros de largo, 1,84 de ancho y 1,65 de alto. Es, como suele decirse, un señor coche. Pocos coches de los que circulan superan esas medidas. Pues bien, su versión diesel de 130 CV emite 111 gramos de CO2, según ciclo NEDC (obtenidos según la fórmula oficial de los 139 WLTP que homologa). Se observa aquí que el ciclo NEDC es tremendamente optimista con respecto a consumos y emisiones, lo que amplifica el problema que estamos describiendo.

Peugeot 3008
Se podrá respetar el derecho de un ciudadano a comprar semejante “bicharraco”, pero creo que todos estaremos de acuerdo en que no es un vehículo eficiente ni ecológico.
¿Y qué vehículo emite 95 gramos?
Más de uno estará pensando en un coche minúsculo y con potencia ridícula. Pues no, veamos: tomaremos como ejemplo nuevamente un Peugeot, por ser una marca que tiene fábricas en nuestro país, en concreto el 208, en su versión de 100 CV. Es un coche que tiene 4,05 metros de largo, así que, ciertamente, no es grande y emite 86 gramos, bien por debajo del límite. Si elegimos uno un poquito más grande, un compacto, categoría muy popular en Europa, el 308, de 4,25 metros, más que suficiente para el 90% de las familias, emite 94 gramos, justo por debajo del límite.
“Vale, pero yo necesito un coche todavía más grande, porque somos cinco y el perro. Esta norma nos discrimina”, se podría alegar. Pues tampoco. Tenemos el ejemplo del Toyota Corolla en su versión familiar, un cochazo de 4,65 metros con mecánica híbrida no enchufable que emite 82 gramos en su versión de 122 CV.
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Peugeot 208 | Peugeot 308 | Toyota Corolla Touring |
Estos tres modelos van en precio desde los 13.000 a los 23.000 euros, en correspondencia con el resto de modelos de su mismo segmento, por lo que tampoco son más caros por disponer de alguna futurística tecnología. Pero, por si fuera poco, un modelo de los más económicos del mercado, el Dacia Sandero, con un precio de 11.000 euros en su versión de 95 CV, tiene unas emisiones de 92 gramos. Queda demostrado pues que hay coches para cualquier bolsillo que respetan los límites de emisiones, y a los precios aquí mostrados son sin descuentos de marca ni del concesionario que rebajarían aún más el precio. No es necesario comprarse un “caro” eléctrico, como argumentan algunas personas, para estar en contra de los límites de emisiones, pretendiendo justificar que estas ayudas son necesarias y no las destinadas a vehículos eléctricos, ya que “alguien que tiene dinero para comprar un coche eléctrico no necesita ayudas”.
¿A dónde quiero llegar? A que el límite de emisiones de 120 gramos que se establece para acceder a las ayudas apenas promueve la eficiencia y la lucha contra el calentamiento global, ni nada relacionado con el sentido común. Y las ayudas tampoco, pues con ellas se está pagando la multa a los fabricantes por no haber hecho los deberes (ellos sabrán por qué: igual contaban con que se les perdonase el castigo).
Se ha llegado a la incongruencia de que la Unión Europea ha establecido unos límites de emisiones, en aras de mitigar las consecuencias del calentamiento global (y que sobrepasar esos límites supone multa) y en España, como somos más listos que nadie, ¡les pagamos la multa! Porque las ayudas que se van a aplicar no es más que eso, pagarles la multa. Ni siquiera perdonársela, porque la multa va a caer, la UE no se anda con chiquitas, y la va a pagar el país -el contribuyente- en vez de una industria irresponsable que ha tenido 10 años para prepararse y no lo ha hecho… ¡Espera! Sí, en realidad sí lo ha hecho en parte, ya lo hemos visto con los modelos que bajan de 95 gramos, pero se resiste a dejar de vender vehículos enormes y contaminantes, los SUV. Por otra parte, el público no deja de demandar dichos modelos (magia de la publicidad). Es tremendamente irresponsable que el Gobierno, que debe velar por la salud y el bienestar de todos, ya que no puede prohibir ese tipo de coches (lo que tampoco sería deseable), promueva con la correspondiente subvención la venta de vehículos cuyas emisiones son un 20% más altas, sin aportar nada a cambio que no sea una (est)ética diferente.
Confiemos en que el Gobierno de España rectifique para las siguientes convocatorias de ayudas (para esta ya parece tarde, aunque no lo es si de verdad hubiera voluntad, pues precedentes no faltan), y no promueva nunca más esta barbaridad. Y esperemos que la Unión Europea no mueva ficha en contra de España y le imponga una multa por promover acciones que van en contra de normativas comunitarias como los límites de emisiones, ya que, además de la multa a los productores por la venta de coches muy contaminantes, terminaríamos pagando multas como país por burlar la voluntad y el objetivo de una norma comunitaria. Es decir, la multa y la re-multa, que pagaremos todos los ciudadanos, tanto si hemos comprado coche como si no.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Completamente de acuerdo.
Este plan es un despropósito.
En vez de abordar definitivamente el cambio a transporte eléctrico estableciendo una red de recarga adecuada (en carreteras con cargadores de potencia, en destino, en garajes, …) y promover la venta de coches eléctricos con ayudas directas y rebajas fiscales gravando a los vehículos contaminantes, el gobierno intenta ganar tiempo ayudando a una industria del automóvil de combustión que está abocada a la desaparición.
Pero como son los coches que se fabrican en España, los financiamos con nuestros impuestos y luego nos tragamos sus humos.
Este no es el camino, es solo agarrarse a una tabla de salvación que se va a hundir.
El camino es obligar/financiar que se establezca una red de recarga adecuada y no ponerles problemas administrativos para hacerlo. Yo creo que por algunas empresas no es que no quieran es que les ponen muchas pegas. Pero vamos si no hubiera ninguna empresa interesada que sea una red pública.
Y después obligar/apoyar a los fabricantes de coches en España a que se pasen a la fabricación de coches eléctricos. Hay entran en juego muchos actores como el parque de proveedores que o se adapta o desaparece.
Y finalmente financiar a los ciudadanos a adquirir coches eléctricos, mejor si son fabricados en España. Esto es muy fácil de hacer con ayudas directas y reduciendo impuestos a los eléctricos y subiéndoselos a los contaminantes.
Todo esto no es invención mía, es lo que están haciendo en toda Europa pero nosotros no aprendemos.
Buenos días y con todos mis respetos. No sé como se pueden escribir tantos despropósitos. Usted es un enamorado de todo lo eléctrico, y yo no tengo nada que objetar. Tampoco le voy a dar argumentos técnicos en contra, que seguramente usted sabrá. Solamente permítame que le diga que 2/3 de la electricidad que se produce a nivel global tienen su origen en el carbón, el petróleo y el gas natural. Sin lugar a dudas, aparte de los iluminados mandatarios de la UE que se han dado un tiro en el pie y se van a cargar a la industria automovilística europea, son muchos los que hacen trampas jugando al solitario…..Cuidemos el planeta, pero todos, no sólamente Europa. Mientras tanto a escape libre, China, Rusia, La India, etc, etc. Algunos todavía no se han enterado que la atmósfera no entiende de fronteras.