

Los pasados 5 y 6 de mayo disfrutamos de un fin de semana diferente y muy entretenido. Pasándonoslo bien, pasándonos a lo eléctrico. El sábado 5 estuvimos en la Feria del Vehículo Eléctrico de Pioz (Castilla la Mancha), aunque a tan sólo 55km de Madrid, organizada por AUVE. El domingo 6 disfrutamos del último día que Emilio disponía del Tesla Model S 100D prestado por la propia Tesla para sacarle unas fotos junto a su S 75. Mientras que para él esos días fueron comparar, para mí fueron las primeras impresiones al volante de un Tesla, el S 75 que buenamente Emilio nos dejó probar (no como pasajero) y os las cuento enseguida.
El evento del sábado fue todo un éxito. Que en un pueblo de 3.500 habitantes se haga el esfuerzo por organizar algo así es de agradecer y recibió una gran respuesta por parte de propietarios de vehículos híbridos y eléctricos. Se pudieron ver e incluso probar alguno de los coches en un entorno maravilloso con el castillo de fondo. Hubo mucha variedad, modelos del Nissan Leaf “antiguo” y también Leaf II, algún que otro Renault ZOE, un BMW i3 REX, Hyundai IONIQ eléctricos e híbrido enchufable, dos o tres Opel Ampera, Outlander PHEV, tres Teslas Model S y el Model X de Fuertes Family.
Muchos fuimos los curiosos que nos acercamos a charlar, probar y ver de cerca los coches. Hubo todo tipo de preguntas y opiniones. Gente que montó en el Leaf con ProPILOT y que contó que el coche no había superado el pequeño puerto por la carretera comarcal mientras que luego, tras haber disfrutado de la aceleración del Model S, pudieron comprobar que este sí que cumplía el recorrido con el Autopilot activado. Había quien se sorprendía cuando se enteraba de que el coche eléctrico, por poder, puede cargarse en el enchufe de tu casa, igual que conectas la tele, el secador o el frigorífico. También se repetía mucho la pregunta del millón “¿pero, cuánto cuesta?” y algún vecino del pueblo mostraba su inquietud por pasarse a lo eléctrico. “No me vale casi ninguno de los que hay aquí, voy y vengo desde Pioz a Madrid todos los días o uno de cada dos”. Bueno, si bien es verdad que con todos no serían capaces, es mentira que sólo les sirva un Tesla como defendían algunos. Es el que les daría mayor flexibilidad pero los ZOE 40 cumplirían con el trayecto, incluso puede que diese para dos idas y venidas ya que, pese a que anuncian 300 km de autonomía real, seguramente se quede en muchos menos debido a condiciones climatológicas, mayor cantidad de pasajeros, etc. Se habló de que en caso de pasarse a lo eléctrico también convendría cambiar la tarifa de la luz a una con periodos valle, que también impulsaría cambios de hábito a la hora de encender algunos electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas. Después del evento muchos propietarios se animaron a una comida muy eléctrica para dar fin al día.
El domingo, después de que Emilio me escribiese el sábado nada más llegar a casa tras la comida y sin que le costase demasiado convencerme, quedamos para que tanto un amigo y vecino de Emilio como yo probásemos las sensaciones de conducir un Tesla. Las primeras impresiones son sorprendentes. Sabedor del tamaño y peso del coche, cuando uno empieza a pisar el pedal con suavidad por primera vez (impone conducir un coche que ronda los 100.000 € a la hora de la compra, aunque Emilio lo compró algo más barato) con cuidado y con todos los sentidos puestos en ver qué transmite, impresiona lo sutil que se empieza a deslizar, silencioso y con la apariencia de estar moviendo algo ligero y fácil de dominar. La conducción es tan fluida que es fácil y rápido coger confianza con el coche. Y llegados a este punto, con una recta que permitía cambiar el modo aceleración de relax (que para nada es despreciable) a estándar, pudimos probar qué se siente pisando el acelerador hasta el fondo. La sensación sigue siendo increíble (y si no mirad las reacciones de los pasajeros de este video de Saúl en Gijón a partir del minuto 6:17, precisamente con el mismo Model S 100D que dejaron a Emilio), pero con las manos en el volante uno se siente controlador de la situación y sobre todo, sabe cuándo pisa el acelerador. No sé si por eso me sigue impresionando más cómo se pega el cinturón al pecho en el asiento del copiloto cuando el conductor decide darle gas (¡ah no, kW-s!).
El siguiente punto interesante consistía en probar lo que se siente cuando eres el responsable de que a un coche tan caro no le pase nada, pero decides que sólo vas a supervisar, es decir, activar el Autopilot y que el coche vaya solo. Acojona (uso esta palabra porque es la que mejor describe la sensación) pasar a otro coche que circula por el carril contiguo pegado a la línea discontinua que delimita tu carril. Ya es una situación que impone un poco conduciendo al mando de cualquier coche. Pasar pegado, casi retrovisor contra retrovisor, sin saber qué se le pasa por la cabeza a la persona que conduce el otro coche, inquieta. Pero cuando pasas sin tener control ni del coche contiguo ni del tuyo, la situación se vuelve tensa. Es otra de las sensaciones que me dio el Autopilot. Supongo, y Emilio así me lo confirmó, que cuando te acostumbras será cómodo y relajante eso de que el coche vaya solo y tú no tengas más que estar pendiente de imprevistos, pero a las primeras de cambio yo iba más tenso que el cable de los auriculares de Pau Gasol. Más allá de eso, el cambio de carril para adelantar fue perfecto y no hizo ningún mínimo amago del famoso efecto “ping-pong” que sufrí de copiloto año y medio atrás en otro Model S. Como pega, que también las tiene, no detectaba bien la velocidad de la vía de servicio, y creo que por ir paralela a la autovía y, en una especie de subida con curva a la izquierda de la vía de servicio, para seguir paralela a la autovía, no sé si por pensar que realmente íbamos por la autovía o si porque el sistema falló a secas, se desconectó el Autopilot y pasé a tener el control completo del coche, sin tiempo previo de aviso, de buenas a primeras.
Me sorprendió más por anchura que por longitud y, tras un rato, acercamos los dos coches a una zona con buenas vistas para sacar alguna foto y aparcamos los vehículos; mejor dicho, se aparcaron solos. El sistema funciona cuando tiene bastante hueco y a veces deja un espacio más ancho del que nos gustaría entre la acera y él mismo. Pero no vamos a ser críticos con eso, porque nosotros también buscamos huecos cuanto más grandes mejor con este coche, y no es fácil.
Después de una mañana muy eléctrica y entretenida Emilio se quedó con sus Tesla, y tanto su amigo como yo volvimos a nuestra dura realidad combustible… Mientras ahorramos, seguiremos envidiosos disfrutando de más fines de semana de pásate a lo eléctrico como este.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Q envidia!!! Estoy enamorao de este coche. En Citech Gijon, el q llevaba saul, precioso. Luego aparecio un 100d en color plata, q es el mas guapo de todos los Tesla q he visto hasta ahora.
¡Hola Pablo!
Muchas gracias por el artículo. Muy interesantes tus primeras impresiones con Autopilot.
Preciosos los Tesla.
Saludos